jueves, 19 de julio de 2012

La historia de Strabo y Cerdiwen





La historia que voy a contarles pueden creérsela o no, pero que sepan que es tan cierta como la luna que nos alumbra el camino de huida de nuestra querida aldea Ath Cliathe, corre el año 485 d.c. y mi pueblo se ve obligado a esconderse en los espesos bosques que hay junto al río Liffey, único lugar donde las miradas extrajeras no podrán penetrar y protegidos por nuestro Druida Strabo que significa “inspirado” y su mujer Cerdiwen, también Bandrui (como se denomina a las druidas femeninas).

«No se equivoquen no tiene nada que ver con la Cerdiwen de la leyenda»

Cuentan las viejas que ella preparó en un cáliz una  pócima que daba sabiduría infinita sobre el pasado, el presente y el futuro. Preparó el potingue para su hijo Affagdu (= oscuridad absoluta) para compensar el poco agrado físico que tenía. No obstante, su ayudante tomó tres gotas de la bebida. Para escapar de su ira huyó y se escondió adoptando diversas formas. Finalmente tomó la forma de un grano de trigo que fue tragado por Ceridwen. De esto Cerdiwen se quedó embarazada y dio a luz a otro hijo, Taliesin, quien está visto hoy en día como el prototipo de todos los druidas.

«Cuento esta leyenda como confirmación de que existían druidas femeninos y que su rango no era necesariamente inferior al de los hombres».

Estábamos cansados, muertos de frío y por lo menos nos habríamos adentrado unos dos kilómetros en la espesura, solo nos rodeaban gigantescos robles, árboles sagrados para los celtas a cuyos pies se podían encontrar grandes cantidades de muerdago, planta medicinal muy utilizada por los druidas para hacer pociones medicinales y sanadoras, no había mas que mirar hacia atrás y comprobar como parecían cerrar filas tras nuestros pasos. Cuando ya creía que no podría dar ni un paso mas, se detuvo la caravana humana y nuestros guías nos dieron instrucciones para que la gente formara el gran circulo con sus carros y en cuanto hubiéramos dejado nuestros bártulos nos acercáramos al que sería nuestro punto de encuentro donde rendir culto a nuestros Dioses, nos dispusimos alrededor de la Mac Ibar (hijo del tejo) roca enorme, altar dispuesto como por obra de magia bajo las ramas de un Tejo centenario.

— No temáis — empezó diciendo, —Aquí no podrán encontrarnos jamás, estos árboles serán nuestros muros y harán que nuestro pueblo permanezca invisible a los ojos de nuestros enemigos y cuando llegué el momento, prometo guiaros hasta la colina de Tara, donde nuestros reyes nos protegerán de las invasiones bárbaras que están por llegar—

Dicho esto, hizo una señal para que los hombres encendieran hogueras con las que paliar el frío de la noche y las mujeres dispusieran junto a los carros, todo lo necesario para que los lechos improvisados de aquella primera noche recibieran a nuestros cuerpos cansados, como si se tratara de un colchón de heno recién segado. Fue a la mañana siguiente cuando descubrimos que la luz que se colaba por entre el follaje no era la suficiente para poder distinguir el día de la noche y cuando los ancianos fueron a buscar a Strabo y Cerdiwen, estos no se encontraban en su carro, un murmullo de miedo y abandono recorrió todo el asentamiento, las preguntas eran tantas y las respuestas tan pocas… que Stainers nuestro alcalde tomó la palabra;

— No adelantemos acontecimientos, seguramente han ido algún lugar apartado para ofrecer los sacrificios necesarios para que los dioses protejan a nuestro pueblo — una exclamación de alivio y tranquilidad falsa corrió de boca en boca.

Cinco fueron los días que esperamos a que volvieran, la comida que habíamos traído empezaba agotarse y en aquel bosque de follaje cerrado no habían animales que cazar, el recodo del río no tenía peces y las hierbas eran muchas y variadas, pero todas desconocidas para nuestro pueblo, los ánimos empezaban a faltar porque pasábamos de la noche al día y devuelta a la noche sin recibir la luz de energía proveniente del sol. Cuando ya, la esperanza parecía haber casi desaparecido de todos nosotros, aparecieron el matrimonio con sus túnicas manchadas de sangre y las cuencas de sus ojos vacías. 

Las exclamaciones de dolor por la visión de nuestros guías y protectores, se unían a las lágrimas que corrían por nuestras mejillas, que nos hacían escocer nuestros ojos como si estos también hubieran desaparecido a la vez que los de nuestros druidas. No hizo falta guiarlos a través del gran círculo, cuando llegaron a la altura del Tejo, se dejaron caer en el suelo y bebieron del agua que les ofreció la mujer del panadero.

— Amigos no dejéis que vuestros ojos os engañen, no hemos sufrido ataque alguno, mi mujer y yo hemos ofrecido a Dagda, señor de los elementos y del conocimiento una paloma blanca, para que proteja a nuestro pueblo y el sacrificio ha sido aceptado, nos protegerá… — un murmullo de tranquilidad cubrió el claro por unos instantes y entonces Stainers comento;

 — Si pero en este bosque sin luz no hay caza, ni pesca y los alimentos se están agotando las dos vacas ya no dan leche y nuestros hijos morirán de hambre—

— ¿Dónde esta vuestra fe? acaso nuestros Dioses no han cuidado siempre de nosotros— esto último no fue una pregunta sino una afirmación. Hemos invocado a Mórrigan, reina y señora de los fantasmas para pedirle que nos esconda de las miradas bárbaras y a cambio a pedido nuestros ojos—, —Ohhhhhh— corearon todos. — No, os preocupéis podemos seguir viendo cuanto nos rodea con los ojos del corazón y a cambio nos ha otorgado una larga vida y un prospero futuro para nuestro pueblo, así que vayámonos todos a dormir y descansar que mañana tendremos un largo y duro día de trabajo en la construcción de un nuevo pueblo, hasta que seamos llamados a un nuevo destino—.

Por aquel entonces yo solo era una niña de nueve años, pero todavía recuerdo a aquella noche o día en la que mi pueblo se fue a dormir en la confianza y fe ciega a las palabras pronunciadas por nuestros Druidas. Al despertar un cielo azul ocupaba todo el tapiz de encima de nuestras cabezas, en las ramas de los robles se posaban pájaros y ardillas, entre el muerdago y la hierba se veía retozar alegres conejos y a lo lejos tímidos venados pastaban silenciosos y cautelosos, cerca del río donde se habían acercado algunas mujeres que coreaban alegres la canción de los peces verdes en la laguna transparente…  

Todos querían dar las gracias a Strabo y Cerdiwen, entregándoles la primera leche ordeñada de las vacas, el agua fresca recién cogida, nueces y miel del panal descubierto por casualidad, todos necesitábamos transmitir nuestra alegría y agradecimiento a nuestros guías espirituales y protectores que con   su sacrificio salvaron a nuestro pueblo durante mas de cien años, hasta que fuimos llamados por nuestros reyes, para acudir a su tierra, a la tierra…  pero esa es otra historia que ya les contaré otro día, si en realidad les interesa conocer a mi pueblo…

— ¿Qué quieren saber quién soy?, seguramente mi nombre les dirá muy poco, aunque mis padres me llamaron Nuádha desde mi nacimiento. Siempre tuve una bonita voz y al cumplir los dieciocho años fui elegida como Bardo de mi pueblo, para cantar y recitar poemas, cuentos y leyendas que se transmitirían de padres a hijos hasta nuestros días… —

sábado, 18 de febrero de 2012

Señora de la noche, borra las mentiras...

 
Este cuadro fue pintado y cedido generosamente por el pintor y buen amigo Ino, también conocido entre nosotros por viejito Nick cariñoso de la época del foro Sololiteratura, no gané el certamen pero este es el cuento que me inspiró el lienzo.


Esta es la historia de una anciana fea y solitaria que vivía en una choza en un rincón apartado del bosque, ¡tan escondido quedaba! de las miradas humanas que ni siquiera los leñadores que acudían a diario para cortar leña, sabían de su existencia, de hecho ya se encargaba ella de ocultarse si alguno se acercaba.

Una calurosa noche de verano, acudió a bañarse en el lago que a pesar de estar muy cerca de la aldea. a esas horas sabía que nadie la podría ver, no quería que nadie la viera, ni tampoco asustar a ningún ser humano por su falta de belleza. Allí en la orilla se despojó de sus ropas y sola, bajo la única presencia de esa luna que véis ahí dibujada, se zambulló en sus aguas transparentes, pronto se dispuso a nadar y mientras se entretenía jugando a desdibujar con sus movimientos los reflejos de luz lanzados por su compañera nocturna.

De repente, escucho unas risas que venían de la orilla contraria, eran una madre explicando a su hija la historia de una bruja vieja y fea que existió hace 50 años…

Margot, que así se llamaba la anciana se retiro muy despacito y busco un rincón para salir del agua sin ser vista, sobre todo porque no quería escuchar la historia que a buen seguro no haría honor a la verdad de lo que aconteció hace ya muchos, demasiados años en la villa de Halthonn. Las risas sobre su falta de belleza la hirieron en lo mas profundo de su corazón y sin detenerse a recoger sus harapos ni a enjugar sus lágrimas corrió adentrándose en el bosque, mientras corría bordeando el claro del bosque para no atravesarlo y quedar a la vista indiscreta de cualquier humano noctámbulo, tropezó con la raíz de un árbol y calló al suelo, sintiendo un dolor insoportable en su tobillo izquierdo. Con lágrimas en los ojos y mirando directamente a la cara de la luna, la increpo; — ¿Hasta cuando tendré que penar en solitario las culpas de un padre desalmado que me vendió por unos acres de tierra a su señor y amo?

La luna como si quisiera responderle dejo de lanzar sus destellantes halos de luz intensa y así en media penumbra una voz le habló a la anciana — No creas que penas los pecados de tu padre, sino tu crueldad con un marido enfermo y un niño huérfano de madre al que maltrataste hasta que tuvo que partir de su propio hogar — Margot, palideció, pero no se escondió y confesó; — yo era una doncella joven, inexperta y sumamente vanidosa, acostumbrada a ser adorada por todos los jóvenes de la comarca y de la noche a la mañana me vi compartiendo lecho con un hombre tres veces mayor que yo y cuya única galantería era exigirme que me desnudara — tuvo que interrumpir su discurso porque los sollozos no la dejaban hablar, pasados un par de minutos y ya un poco mas calmada aunque sin dejar de llorar, increpo de nuevo a La luna; — además no todo lo que se dijo fue cierto, yo no fui la mejor de las mujeres pero tampoco hice muchas de las barbaridades que se cuentan — Y entonces la reina de la noche, como si se compadeciera de ella le pregunto; — ¿Si pudieras, que cambiarias de la historia, te advierto que has de cambiar una cosa mala por otra menos mala, entiendes lo que te quiero decir? — Margot enjugándose los ojos, asintió con la cabeza. — Pues ve le dijo la voz y acude mañana a esta misma hora al claro del bosque y me darás tu respuesta, yo por el contrario, intentaré corregir los disparates del pasado y darte el presente que te mereces, sea cual sea…


Margot se levanto temprano al día siguiente, tenía que elegir bien porque dependiendo de los cambios que hiciera tendría una segunda oportunidad, llevaba demasiado tiempo viviendo sola y triste en el bosque, ya que su enfermo marido no le duro mas que un año y ese niño que se fue…, pero no como piensa la gente, el niño murió de viruela y como el padre tenía miedo de que el resto de los aldeanos los apartaran como apestados invento la historia del poco cariño que recibía el niño de su nueva madre y de cómo lo habían enviado a vivir a otro condado con la abuela paterna y por ello, nunca mas se supo de él.


Barrió y fregó el suelo de toda la casa, puso un puchero a calentar para darse un buen baño cuando acabará todas las tareas que había decidido hacer antes de comer, porque luego se tomaría toda la tarde en pensar lo que deseaba cambiar. Mientras cortaba leña, se le ocurrió pensar ¿Qué hubiera pasado si en lugar de viejo su marido hubiera sido mas joven y feo? se sorprendió a si misma sonriendo, porque tal vez hubieran, podido descubrir juntos y a la vez; el amor y el placer de yacer juntos, de repente se dio cuenta; — Jamás me beso con pasión, siempre fue con prisas y solo supo dejar en mis labios sus babas lujuriosas.


Entro toda la leña cortada y decidió que los cristales de las ventanas estaban tan sucios que no dejaban pasar los rayos del sol, así que se dispuso a limpiarlos, cuando llego a la ventana de la sala y empezó a entrar la luz, recordó de repente que las vitrinas se veían tristes sin ningún libro ya que su marido los quemó todos porque decía que lo único para lo que servían era para llenarle de pájaros la cabeza, siempre decía; — A las mujeres no les hace falta leer, eso es cosa de hombres, puesto que vuestras pocas entendederas os confunden el sentido de las palabras — Como echaba de menos aquellos libros…, cuantas veces pensó que ¡ojala! no hubiera sabido leer y así le hubiera permitido conservar aquellos libros al menos se hubiera entretenido todos estos años observando aquellos lindos dibujos e inventando las historias que su imaginación le hubieran permitido.

Ahora la casa estaba luminosa y le pareció hasta bonita, pensó que unas flores repartidas en jarrones y recipientes darían un mejor aspecto al hogar que estaba reconstruyendo, aunque no sabía muy bien ¿para que? porque lo que tenía ya muy claro es lo que le iba a cambiar de su historia… mentiras, mentiras, mentiras… se repetía a si misma una y otra vez.

Mientras recogía flores, apartó como siempre un puñado de caléndulas y margaritas blancas, que depositó en el patio trasero justo al lado de la verja que separa el estanque de los patos del banco de madera que se encuentra bajo el almendro, allí junto a una piedra sin inscripción depositó las flores frescas, retirando previamente las que había dejado hacía dos días. Se entristeció al pensar que la vida había sido injusta no solo le arrebato un hijo ya nacido de otra mujer, sino que le había negado la oportunidad de ser madre, se pasó las manos por su vientre plano y estéril, meneo la cabeza como sacudiendo las penas, necesitaba darse prisa y empezar arreglarse, estaba el baño y buscar un vestido limpio y presentable para su cita con la Luna.

Antes de salir de casa, contempló su reflejo en el cristal de la ventana, entonces recordó porque no había ningún espejo en toda la casa, suspiró y se dijo a si misma que eso no importaba, dando un portazo se encamino al claro del bosque donde la luna aguardaba su respuesta. Al llegar al mismo lugar se sentó y contemplando a la luna sin pestañear siquiera, esperó una señal, una voz que le preguntara, pasaron más de quince minutos y no parecía pasar nada, entonces empezó a temer que todo hubiera sido imaginación suya y que lo que recordaba tan nítidamente, jamás hubiera sucedido. Empezó a repetir primero mentalmente y después flojito hasta que su voz empezó a salir de su garganta de forma ahogada y en un triste y claro lamento: — Mentiras, mentiras, mentiras…, quiero que se borren las mentiras que se dijeron de mi, no importa lo del marido viejo, ni haber perdido aquella belleza de juventud, ni siquiera que mi niño se muriera, o que Dios me negara concebir y parir un hijo que me cuidara en la vejez, me quedo con todo eso… aunque sea malo, prefiero que desaparezcan las mentiras, mentiras, mentiras…, —

Tanto, lloró y lloró que agotada por el llanto y por lo mucho que había trabajado ese día, se quedo dormida. Despertándose aún de madrugada, se incorporó y mirando fijamente a la luna que permanecía callada e indiferente le dijo; — Todo fue un sueño o tal vez una mentira !pero que feliz fui!, al imaginarme que podría ser feliz… aunque la ilusión solo duró un día…

Regreso a su casa y al cerrar la puerta miró por última vez a la luna y aunque seguía brillando como todas las noches, le pareció ver dibujada en su cara redonda una sonrisa y un guiño — Las nubes que hicieron sombra…

Se desvistió y al irse a meter en la cama, un bulto debajo de las sabanas le habló — cariño, ¿se puede saber a donde has ido?, estaba empezando a preocuparme — dijo mientras se giraba. Y se encontró con un hombre poco agraciado pero de su edad y las lágrimas ya empezaban a inundar sus ojos, cuando aquel hombre en el que reconoció a su marido, le aparto las ropas de la cama para hacerle sitio, al tiempo que decía; — no llores mujer, que las niñas solo tiene un simple constipado, ya verás que en dos días están como nuevas, anda métete en la cama que todavía es temprano y dentro de unas horas ha de venir nuestro hijo mayor con su familia para ayudarnos a recoger la cosecha, así que nos espera un día muy largo — Margot dio un brinco y corrió a la ventana, miro a la luna y le lanzó un beso con las manos, corrió nuevamente descalza y se acurruco en la cama junto a ese hombre que la abrazaba y que le dio un beso en los labios, un beso de amor como el que jamás había recibido.

Cuento de Navidad



 La esencia de la Navidad es el amor


Ha empezado a nevar, ahora dejará de hacer tanto frió y podré transitar sin miedo a que se me congele el secreto que llevo custodiando desde hace miles de años… o tal vez, solo hace un año. Lamento todo ese desgaste para nada, toda esa perdida de inocencia que solo se tiene cuando se es niño.

Como ya es habitual en la esquina y bajo el farol encendido se encuentran dos Señoras muy bellas, una vestida con una capa negra salpicada de puntitos diminutos de muchos colores, luciendo unos guantes a juego y su larga melena pelirroja, suelta meciéndose con el viento.
- Buenas noches amiga, dijo con fingida sorpresa.
- Buenas noches, veo que has vuelto. Eres fiel a tu cita, aunque pienso que un día de estos, no aparecerás… dijo sacudiendo su corta melena que se estaba empezando a llenar de copos blancos.
- Bonito abrigo llevas
- Gracias, me lo regalaron mis hermanas al empezar el invierno. Solo le tuve que cambiar los botones que eran también de color verde y no destacaban. ¿No crees que le quedan mejor estos dorados y cosidos en hilera de a dos?
- Jajaja, tan coqueta como siempre. ¿Y bien como te ha ido el día?
- Pues mal, muy mal. Estoy muy preocupada, al ver lo que pasa creí sinceramente que no te volvería a ver.
- No seas pesimista, cada vez que nos vemos me dices lo mismo. ¿Y tú, que haces por evitar que eso ocurra?
- Pobre de mí. Ya nadie confía en mi trabajo y eso que no paro en todo el día, voy de aquí para aya sin descanso repartiendo noticias… Ayer sin ir mas lejos, cuando volvía del hospital infantil y al llegar a la altura del mercado nuevo vi como detenían a un pobre anciano por haber robado dos manzanas y una naranja, me acerque a el y le susurre al oído que no se preocupara que el policía que teníamos delante era un buen hombre y se apiadaría de el por que sabía que el hambre era mala consejera y peor compañera.
- ¿Y que pasó?
- Lo de siempre, que el policía todavía no había hecho ninguna detención en toda la semana y aunque el pobre viejo le daba pena… el tenia que salvar su puesto trabajo porque esta semana no llegaba al objetivo “5 detenciones” marcado por sus superiores y entonces no cobraría la prima que tanto necesitaba para comprarle a su hijo Juanito la nueva play steison psc IV tridimensional de color rojo que tanto había insistido en la carta a los reyes magos. Y eso que el año pasado le trajeron la play steyson súper plus III psc, pero claro esa ya está anticuada, te das cuenta de cuanto avanza la tecnología en estos tiempos…

Mientras las dos amigas, seguían con su charla casi tan igual cada año, muy cerca de allí un niño lloraba desconsolado delante del escaparate “”Compra y Venta de libros usados”” El niño miraba fijamente un libro recopilatorio de los mejores cuentos de los hermanos Grim. Una señora muy adornada con su abrigo de pieles y manos enfundadas, que pasaba por allí le pregunto al pequeño porque lloraba, cuando este le explicó que era por el libro de cuentos. Ella le explico que si había sido bueno por reyes seguro que se lo dejaban como regalo. El chiquillo la miró con unos ojos muy abiertos y le espeto casi gritando – Ese libro era mío y mis padres lo han vendido junto con otros enseres para comprar la cena de esta noche. La señora sobresaltada por los gritos del pequeño, solo atino a acariciarle cabeza con ternura y se dio media vuelta, pensando que no entendía como algunos padres traen hijos al mundo si luego no pueden alimentarles como es debido.

En la esquina donde seguían su charla las dos amigas, se les acerco un viejo harapiento que arrastrando un carro lleno de trastos y ropa sucia iba cantando… una canción indescifrable para cualquiera que lo escuchara excepto para él, que no paraba de sonreír mientras tarareaba con una constante e insufrible voz de borrachín.
- Amigo porque estas tan contento le pregunto la señora de la capa negra con puntitos de muchos colores.
- Porque hoy es mi día de suerte señora, al levantar un cartón me he encontrado una moneda de euro y me he comprado una botella de vino y con lo que me ha sobrado mire usted que puro más hermoso me voy a fumar esta noche.

El hombre siguió su camino sin detenerse y al girar la esquina vio al niño que lloraba y se le acerco. De pronto tropezó con algo y el niño corrió a su encuentro como si el pudiera parar la caída que de seguro iba a dar con sus huesos al suelo
- ¿Porqué lloras pequeño? El niño le contó toda la historia y el viejo mirando a través de los cristales entro en la tienda. Era imposible… el pequeño no entendía como pero aquel hombre sucio, pobre y seguramente borracho porque olía a vino, salía de la tienda con su preciado libro.
- Toma, esto es tuyo. El niño no se atrevía a alargar su mano para cogerlo y con voz trémula por la emoción y el frío de la tarde ya casi noche le preguntó.
- ¿Pero porque me lo da? ¿Cómo lo ha conseguido, si usted es pobre como yo?
- Si hijo soy pobre, pero en una noche como esta. Jamás un niño se quedó sin respuesta… Anda hijo ve a casa que tus padres te estarán esperando angustiados. Porque hace mucho frío y está empezando a nevar…
- ¿Y tú, donde dormirás esta noche?
- ¡Yo¡, tengo una reunión con mis amigos, ahí junto al parque. No te preocupes el bueno de Roque seguro que ya ha encendido la hoguera donde nos calentaremos. Compartiremos y cada uno aportará lo que pueda yo llevo estas dos manzanas y una rica naranja. También llevo un lujo que ninguno de ellos espera…
- Gracias señor, por conseguir mi libro. Prometo que lo cuidaré…, el niño empezó a caminar rumbo a su casa. Mientras el viejo, se echó la mano al bolsillo y miró hacia las estrellas, suspiró he increpo al cielo…- ¿Que esperabas? Que dejara que el pequeño perdiera la fe, la esperanza… otra vez, será la que nos fumemos ese maravilloso puro. Se que Roque y los chicos lo entenderán…

Desde la misma esquina las dos amigas ya se despedían. La dama del abrigo verde dijo;
– Buenas noches y hasta nuestra nueva cita. Sabes tienes razón cada año pienso que será el último en verte y cada año vuelves. Adiós, amiga Esencia de Navidad.
- Adiós amiga Esperanza, sin ti no podría volver cada año.


Es mi deseo que estas dos amigas se encuentren no una vez al año. Sino tooooodos los días para que este mundo en el que vivimos sea más justo, más solidario. El mensaje es que no perdamos de vista a la señora Esperanza…, ella siempre sabrá donde encontrarse con Doña esencia de la Navidad. Dama que solo debe representar el amor por nuestro prójimo.

No esperemos a Navidad...

viernes, 17 de febrero de 2012

El secreto del bosque de Connaught


Cuando anochecía la familia MacCaomhog, al completo se reunían alrededor de la lumbre mientras desmigaban en sus tazones de leche aguada, un cacho de la hogaza del pan de centeno robada en la cocina del castillo de Sidhe Fionna, allí servían el matrimonio y la mayor de sus hijas, mientras que los tres barones trabajaban el campo del príncipe Lairgean. Pues como iba diciendo, reunidos frente al fuego reconfortante el abuelo Loands un anciano de 96 años, les contaba cada noche una leyenda que hacía las delicias de la familia sobre todo porque las hadas, Delfos y Duendes siempre salían victoriosos en estas historias mágicas.

Aquella noche de octubre mientras el aire soplaba gélido como es habitual en el norte de la Isla de Irlanda, el viejo Loands dijo:
—Sabed que la historia de hoy es cierta y que le pasó al padre de mi abuelo un día que andaba recogiendo un poco de shamrock para hervirla y preparar un caldo con el que reconfortar el hambre y el espíritu—
Nadie hizo ninguna pregunta de cómo la planta podría reconfortar el espíritu  pues por todos es conocida la planta sagrada de los druidas, cuyas hojas forman una triada, número místico de la religión celta que todo hombre de bien seguía en aquel rincón del mundo.
 
El tatarabuelo Loands se adentro en el bosque de Connaught a pesar de las oscuras leyendas que corrían sobre entrar pasada la hora del elfo, guardián de la morada de los feéricos del lugar.

Entró como siempre por el lado sudoeste porque es donde menos humedad hacía y el shamrock crece mejor, cuando ya llevaba media cesta llena escucho un siseo que llegaba de la charca, a medida que se acercaba el siseo se hacia mas y mas audible, una vocecita cantarina casi infantil debatía con alguien la importancia de sentirse libre dentro de aquel bosque rodeado de fronteras. Separando cuidadosamente los matorrales el abuelo creyó que su mente anciana le jugaba una mala pasada al ver allí sentadas frente a frente una niña con alas y un Goblins que hablaban tan tranquilos sobre sus cosas…Pero el oído de las hadas es muy fino y en seguida la niña dirigió su mirada hacia donde estaba escondido el viejo Loands. —Ehhh, tu que haces ahí escondido, es que acaso nos estás espiando por indicación de Outs (el duende chismoso)—

El anciano dio dos pasos atrás tan rápidos que sus pies se anudaron cayendo al suelo de culo y maldiciendo a todos los enanos, así llamaba el a los pequeños duendes del pantano. —Yo no soy un espía y usted señorita no debería andar por ahí hablando con un Goblins, o ¿es que su madre no le advirtió sobre esos hombrecillos oscuros y desalmados, capaces de todo por conseguir un poco de  polvos de oro y plata que dejan todas las hadas buenas tras su batir de alas?  —

Loands maldijo tanto y dijo tantas palabras prohibidas… que no me atrevo a repetirlos para que luego no tengan que lavarme la boca con zumo de limón. Se levanto tan rápido como le permitían sus articulaciones, algo atrotinadas por la edad, mirando fijamente al hada Tiznahin, le dijo; —Si tan segura estás de su amistad hagamos un trato, Tu baila la danza de la abundancia alrededor del nogal seco y si tu amigo no se mueve ni un ápice a recoger el polvo que desprendan tus alas, yo le pediré disculpas y prometo no volver jamás a renegar de los enanos del pantano— 
El abuelo sabía que esa danza dejaría a la pequeña hadaexhausta, pero también que con tanto aleteo quedarían pequeños montones de polvo de oro y plata en el suelo y el Goblins no podría resistir la tentación de tirarse a recogerlo.  El hombrecillo del sombrero iba a protestar pero Tiznahin se adelantó, — ¿como osas insultar a mi amigo insinuado que sería capaz de traicionarme?, ¿Es que a ti tu madre no te enseño a no meterte en las cosas de los demás?-

—¡Umm!— Tiznahin se quedó pensando y dijo; —No me parece justo, tu castigo no puede ser solo el arrepentimiento y la disculpa, así que si lo que tu dices; que pasará… pasase, has de prometer que no volverás al bosque a recoger hierbas…—
Las ganas del abuelo por salvar a la pequeña hada eran grandes, pero si se equivocaba con las malas intenciones de hombrecillo, su familia podría morir de hambre al no poder volver jamás a recoger alimentos con que acompañar el agua que hervía siempre en un puchero a la espera de que alguien le tirase algo que diera sabor y sustancia. —hecho— dijo el abuelo.

Las damas blancas, hadas protectoras de todos los seres que habitan el bosque, cuidaban y observaban todo la escena a distancia, escondidas y compadecidas del abuelo que sabía lo mucho que arriesgaba por salvar a la traviesa y descarada Tiznahin.
Una música de violines llegaba hasta ellos de todos los puntos del bosque y con unos graciosos contoneos entrecortados inició la danza mas bella que jamás haya visto ojo humano, en cada giro y pirueta caía tras de sí estelas del polvo mágico de las hadas, tornándose oro y plata al contacto con el suelo. Afortunadamente nuestra amiga, entretenida y concentrada con su danza no podía ver los ojos de avaricia del hombrecillo, cuando con gesto disimulado empujaba con su piececillo pequeñas montañitas dentro del gorro puntiagudo que había dejado caer convenientemente al suelo. Mi bisabuelo embobado con la danza no se percató de las malas artes del malvado Goblin y cuando finalizó la música y el hada cayo exhausta al suelo, este recogió su sombrero y se lo puso en al cabeza, sin moverse para nada para que no se le cayera el preciado polvo mágico. 

Cuando Tiznahin recuperó el aliento, dijo —Lo ves, como no se mueve a recoger el tesoro por el cual le acusas de una amistad interesada, así que recuerda tu promesa y sal del bosque para no regresar nunca más—El viejo Loands recogió su cesta y con los ojos nublados por las lágrimas, dio media vuelta y empezó andar dirección al sendero del norte que le llevaría hasta el linde de los árboles sin nombre y unos pasos mas, estaría en el cruce que le llevaría hasta la aldea. Cuando solo faltaban unos metros para salir del bosque, vió un arbusto cargado de moras, agachado recogiéndolas se preguntaba extrañado como podía habérsele pasado semejante milagro al entrar, enredado en sus pensamientos andaba la carita del hada, sonaba en sus oídos la melodía que no olvidaría en su vida, cuando de repente escucho unos grititos que pedían auxilio, era la voz Tiznahin.

Tiró la cesta y corrió todo lo rápido que le permitían sus viejos y desgastados huesos al llegar bajo el nogal vió como el malvado hombrecillo, le gritaba al hada que atada con hebras de acacias intentaba defenderse del cuchillo que buscaba cortar la bolsita que hay bajo las alas donde se produce y conserva el polvo mágico, cuando solo lo separaban unos pasos, este se giró y mirando fijamente a los ojos del bisabuelo, lo dejo paralizado por un momento no pudo dar un paso por mas que lo intentaba, solo las lágrimas de la pequeña Tiznahin, tocaron el corazón del viejo Loands y sin saber como dio dos pasos y de un manotazo lanzó al hombrecillo contra el nogal, cayéndosele el sombrero al suelo y desparramando el polvo que durante el baile había robado, llegaron las damas blancas volando, soltaron a la llorosa hada que temblaba tanto que sus alitas no dejaban de soltar polvo, haciendo estornudar a todos los feeticos y animalillos que habían acudido.

Todo era alboroto y ruido cuando llegó el Sarónido (Druida encargado de la instrucción de los jóvenes), no fue necesario pedir silencio porque a un gesto de su mano todos callaron.
 —Tiznahin, espero que hayas aprendido la lección, a pesar de estar advertida por tus mayores sobre como se las gastan los Goblins, no escuchaste la voz de la experiencia y la bondad que salió de la boca del viejo Loands, que a pesar de ser un humano que descubrió desde niño nuestra existencia jamás ha revelado nuestro escondite y solo acude a nuestro territorio en busca de alimento para su familia, le debes la vida y una disculpa, confío en que sabrás recompensar su fidelidad y nobleza—  Triste y todavía con los hipidos entrecortados dijo; —Te pido perdón por no respetar las canas de la experiencia y por confiar mas en las palabras zalameras de un engañoso desconocido que en la voz del amigo que desde niño nos ha demostrado fidelidad, en compensación a tu bondad y nobleza, te concedo el fruto de este nogal que hasta hace unas horas era seco y que solo dará el fruto para ti y tus futuros descendientes, así como los frutos del zarzal que hay junto a los árboles sin nombre que solo nacerán cuando tu o uno de los tuyos se acerque al camino— y dicho esto, sonó de nuevo esa suave y dulce melodía que acompañan a las hadas. Una gota de roció cayó de pleno en la frente del bisabuelo que tumbado sobre la hierba y bajo el roble seco le alcanzó los primeros rayos del sol de la mañana, al incorporarse y recoger el cesto que permanecía a su lado comprobó que estaba lleno de nueces, miró hacia arriba y observó que el árbol seguía tan seco como en la noche anterior. 

Cuando llegó al linde del camino y de los árboles sin nombre, junto al arbusto le aguardaba otro cesto lleno de ricas moras silvestres, giró la cabeza hacia el bosque y descubrió unas figuras diminutas que corrían a esconderse, sacudió la cabeza sonriendo y pensó en lo afortunado que era por conocer el secreto de aquellos seres mágicos, secreto que sólo se transmitiría al primogénito (hombre o mujer) de las futuras generaciones del clan de los MacCaomhog.